EL GRAN TIEMPO

Teniendo en cuenta los conceptos que emanan de leyes y/o teorías que tratan de explicar fenómenos que se suceden en el universo y que son difíciles de comprender, en las últimas décadas han obtenido respuesta gracias a científicos que han estudiado y profundizado en el terreno de la física cuántica y el comportamiento de las partículas subatómicas. Así podemos llegar a conclusiones que nos permiten esbozar hipótesis que describan lo que queremos decir con el término “gran tiempo”.
La teoría de la relatividad ya nos da una idea de acontecimientos que se suceden fuera de lo que convencionalmente consideramos como espacio/tiempo lineal. Expresa que el espacio y el tiempo son conceptos relativos y dependen del criterio del observador. Un acontecimiento que se sucede a los ojos de un observador puede tener un valor espacio/tiempo completamente diferente al de otro observador percibiendo el mismo suceso desde otra situación diferente al primero. También la misma teoría, complementada por otras, nos guía a entender como las partículas a la vez pueden manifestarse como ondas de energía, o sea, pueden ser partículas u ondas a la vez. Todo ello dicho grotescamente y sin profundizar el tema ya que no es motivo principal de la reflexión que  interesa exponer aquí, nos permite seguir avanzando hacia una idea holográfica del universo, es decir, aceptar que una pequeña parte del todo contiene en sí mismo a la misma totalidad. Si eso es posible y aceptamos que las partículas más ínfimas de la existencia se pueden comportar también como campos de energías, podemos suponer la existencia  de campos de energía vibracionales en frecuencias imperceptibles para nosotros, coexistiendo y formando parte del universo material. Saltándonos todos los detalles de la relatividad y tomando los puntos que más interesan para este razonamiento, podemos aceptar, siguiendo el pensamiento y las comprobaciones experimentales de numerosos investigadores, la existencia de un universo holográfico con múltiples campos de energía coexistiendo simultáneamente, interconectados e interdependientes.

Todo lo expresado nos sirve como base para exponer un discernimiento explicativo de la dinámica del “gran Tiempo”. Ya los remotos pueblos indígenas americanos manejaban dos conceptos de tiempo: el tiempo de ahora y el “gran tiempo”. Los clarividentes también se manejan con lo que han dado en llamar el tiempo del clarividente, a parte del tiempo lineal convencional y el espacio tridimensional. Supongamos ahora una analogía. Simbolicemos el “gran tiempo” como las ondas que se forman en el agua cuando se tira una piedra, pero en lugar de círculos que sean esferas. Cada una de ellas vibra en una frecuencia cada vez más sutil y más alta y cada una a la vez representa un estado de conciencia más expandido acercándose en cada instancia a la verdad del Todo. Pero todo ello contenido en el “gran tiempo” que todo lo abarca, por lo tanto es un eterno presente. De esta manera sería posible que el clarividente o el sanador pueda vibrar ampliando su nivel de conciencia hasta sintonizar con la esfera del “gran tiempo” en donde sea necesario actuar para canalizar la pauta apropiada a fin de restaurar el equilibrio. Si nuestra naturaleza se compone de la esencia holográfica del universo y cada una de nuestras células contiene la representación del Todo, sin duda que la interconexión instantánea es posible y lo antedicho no deja de ser una segura posibilidad. Algunos investigadores buscan o se plantean poder desarrollar una máquina que nos permita acceder a las fuentes de energía sutil; pero hay que considerar que la máquina, metafóricamente hablando, ya existe y es el propio ser humano que solo tendría que perfeccionarse o mejor dicho, purificarse para lograr esa interconexión.

                                                                                                  Angel Fantauzzi

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