MEDITACIÓN ¿QUÉ ES?

Resulta fácil decir, pero muy difícil comprender el verdadero significado del término. Se pueden encontrar numerosos comentarios acerca de lo que es "Meditación" o de la acción, "Meditar". Pero ¿cuáles son aquellos que verdaderamente nos conducen a un despertar de nuestra consciencia? Podemos expresar que sentarnos en silencio, en un ambiente preparado adecuadamente con aromas a base de aceites esenciales, una luz tenue y proyectarnos hacia una visualización imaginaria, con un ritmo de respiración pausado que nos brinda tranquilidad y armonía es suficiente. Pero meditar implica mucho más que eso. No es una práctica. Podríamos decir que es una cualidad y esto sí puede ser sorprendente. ¿Qué implica decir "una cualidad"? Primeramente, que no es algo que se pueda lograr a través de la práctica como si fuera una disciplina o una actividad deportiva u oficio. Sí, se puede practicar la técnica que lleva a que la meditación se produzca en nosotros. Con una analogía tal vez nos expliquemos mejor. Pongamos el caso de una habitación oscura.

CRECIMIENTO PERSONAL - 3ª Entrega



4 Claves Maestras para el Despertar de Consciencia.

En la 2ª Entrega ya habíamos desarrollado la primer clave. En la presente nos toca entender las tres restantes. La próxima Clave que nuestra comprensión ha de asimilar es “El Hacedor”.

Entendamos entonces a “El Hacedor”. Lao Tsu decía que definir el “Tao” era como definir la vida misma, o sea, era imposible definirlo. La vida se asemeja a un gran río que mantiene un constante dinamismo y nunca se detiene. Nada puede impedir su marcha. Cualquiera sea el obstáculo, el río lo sortea y sigue adelante hasta su meta que es mar. Lo importante para todo Ser es saber conducirse sobre las aguas de la vida dando la respuesta acertada para las pruebas que le toca enfrentar en su existencia. Nosotros sobre este río, cada uno con su balsa o elemento de navegación, que representa las pautas que originalmente nos rigen desde nuestro nacimiento y que significan los estímulos a superar, pruebas que elegimos confrontar como aprendizaje hacia nuestra iluminación, en pocas palabras, la misión que nos toca cumplir. Estas pautas, la balsa, las llevamos con nosotros, salvo que a veces no nos damos cuenta con que vamos navegando, ni que en determinados momentos a dicha balsa la podemos mejorar si así lo conscientizáramos. Pero esas pautas no son solo la herramienta con la que nos desplazamos sino que también inciden en las características del río por el cual debemos transitar, significando las enseñanzas que elegimos vivir. 


“El Hacedor” trata de hacer sin hacer. El “Conocedor”, que es el conocimiento, lo concientizado, nos permite saber hacer, que es como surge “El Hacedor”. Pero hacer sin hacer quiere decir solamente “Ser”. A simple vista puede resultar un juego de palabras sin sentido. Pero vamos a tratar de explicar. El “saber hacer” significa saber conducirnos en el río de la vida. ¿Y qué es saber conducirnos en el río de la vida? Es aprender a solo “Ser”, existir. Mantenernos impertérritos, ubicados en nuestro propio centro, como si estuviéramos en el ojo de un huracán, sin alterarnos frente a los acontecimientos de nuestro entorno. Como un madero que flota a la deriva sin poner resistencia a las diversas corrientes que caracterizan al río, simplemente flotar o simplemente “Ser”, sin intentar alterar ese río a nuestro antojo. Poder conectar con nuestro verdadero centro no resulta ser muy sencillo. Con un ego fortalecido a través de nuestro crecimiento tan condicionado por la sociedad, surgen torbellinos de pensamientos en nuestra mente, producto de ese condicionamiento,   y asedian nuestra consciencia sin dejarnos ver la verdadera realidad (tema que ya se ha desarrollado en las entregas anteriores) y nos obliga a vivir una vida estructurada a nuestro antojo y allí se genera el conflicto interno que nos atormenta porque o nuestros objetivos se ven frustrados o si los logramos siempre hay algo que nos hace sentir desconformidad con nosotros mismos; es que la verdadera realidad no coincide con la nuestra ni con la que nos quieren hacer creer. Venimos a aprender para trascender; a vivir nuestras lecciones en este plano para lograr una apertura de consciencia que es el conocimiento que nos posibilita crecer hacia la luz y sin embargo nos enfrascamos en lograr la riqueza material y el poder en forma desmedida solo para satisfacción del ego y muy poco o casi nada podemos rescatar para acercarnos a la verdad de la existencia. 

CRECIMIENTO PERSONAL 2ª Entrega

4 Claves maestras para el despertar de consciencia.

El crecimiento personal encarado desde una óptica global, implica el conocimiento total del ser como “Crecimiento de la Vivencia Total”. Se entiende como crecimiento en este caso, la experiencia que atraviesa cada ser pero en una condición de “Ser Consciente”. En si la experiencia no es lo que importa sino el experimentador, que sin él la experiencia no existe. Es el experimentador que integra a su consciencia el conocimiento adquirido. Este conocimiento no está referido al saber intelectual o cultural; es el producto que a través de la vivencia aflora en el propio ser por los estímulos naturales que impactan en su centro donde radica el potencial original que caracteriza a cada uno, marcando las pautas de vida. Para entenderlo mejor, en nuestro ser se esconde el conocimiento total universal (es una posibilidad a considerar), pero está en su mayoría en nuestro inconsciente; además mucho contenido de la experiencia vivida que queda a ese nivel grabada. A medida que avanzamos a través de las vivencias que nos guían en el redescubrimiento de nuestro ser original, o sea, todo aquello que vivimos observando con atención, se impregna en nuestra consciencia. Ello posibilita un crecimiento profundo que nos acerca a la consciencia universal. Cada vez que aplicamos consciencia a nuestra acción, nos permitimos apreciar nuestro entorno y lo que experimentamos de una manera muy distinta a cuando lo hacemos automáticamente, producto de un hábito integrado a nuestra actitud. Por ejemplo: caminar. Si prestamos atención conscientemente a lo que estamos haciendo, observando las respuestas de nuestro cuerpo, de nuestro estado de ánimo, del paisaje a nuestro alrededor, de cómo se apoya cada uno de los pies sobre el terreno que pisamos; los valores que se integran en nuestra consciencia, son de una frecuencia vibratoria y calidad muy diferente a cuando caminamos con miles de pensamientos acechándonos desde nuestra mente que nublan el estado consciente del presente que vivimos. 

CRECIMIENTO PERSONAL 1ª Entrega


El crecimiento personal supone, una elección de vida, que tiene como propósito el autoconocimiento. Desde un punto de vista de consciencia que comunmente se entiende como estado de vigilia, el autoconocimiento, o la elección de querer comprender las actitudes y el comportamiento, explora en un área circunscrita al terreno de la personalidad. Esto quiere decir, en un nivel, que cuando profundizamos, nos damos cuenta que es un tanto superficial como se podrá apreciar más adelante.


Analicemos el término “Personalidad”.  Etimológicamente, de su procedencia del griego, “Personalidad” (persona - prosopon) significa máscara teatral. Personalidad implica los aspectos psicológicos y biológicos que caracterizan a cada persona y la distingue de las demás. Por mucho tiempo se consideró que la personalidad era inmodificable, por lo que se entiende derivó su denominación del griego haciendo referencia a la máscara teatral que era invariable y fija; siempre representaba la misma particularidad. Este concepto quedó totalmente descartado a medida que las sociedades avanzaron en el conocimiento general en cuanto al desarrollo del comportamiento humano (así como los aspectos biológicos van evolucionando, los psicológicos también y hacen que varíen las características individuales). Aquí vamos a quedarnos con el término máscara, con el sentido de referir  personalidad como el enmascaramiento del verdadero potencial innato que sucumbe en el ser interno de cada individuo, ante la influencia que ejerce determinado tipo de educación, costumbre e idiosincracia de los diversos núcleos sociales. Desde que nace al niño se le está